TEXTO: Jorge Rodríguez Rodríguez
FOTOGRAFÍAS: Patronato del Toro de la Vega
“El Señor pasó haciendo el bien y nosotros debemos imitarle”, así reza el azulejo de la entrada de la ermita de la finca Sepúlveda, lugar donde el bien aúna vientos fríos de noviembre y tímidos rayos de sol que apenas pueden colarse entre las nubes de un cielo encapotado. Esos mismos vientos, son los que transmiten emociones cuando a tus oídos llegan fuertes reburdeos de quienes quieren volver a ocupar primera línea en el plantel de las ferias, como así lo fuera en un pasado lo suficientemente reciente como para que numerosos aficionados con emotiva memoria no hayan olvidado el peso relevante de esta divisa. Entre esos aficionados, quizá el más significativo sea el ganadero, Iñigo Sánchez-Urbina. Jamás bajó los brazos.
Acompañada por numerosos amigos y aficionados de Tordesillas con los que siempre nos gusta compartir estos momentos, la Asociación Cultural Taurina Espantes de Fuentesaúco vuelve a pisar los cercados de donde hace ya seis años salieron los protagonistas de nuestros espantes, allá por 2010. Nos reciben Ángel Rodríguez y David, mayoral y vaquero respectivamente, ambos muy jóvenes.
En Sepúlveda han cambiado algunas cosas, la sangre que corre por las venas de los bravos, entre otras, sin embargo la dedicación y el sacrificio por el toro de lidia sigue siendo la misma que la de aquel viejo y conocido mayoral, apodado el “zorro de Sepúlveda”. Tuvimos también el placer de conocer a su sucesor, ya jubilado, Ángel Tapia.
El encaste Domecq al que ahora pertenece la vacada, llega a esta divisa por diferentes vías, aunque en primer lugar lo hiciera a través de sementales de Daniel Ruiz. –“Estáis en la ganadería número uno de hace décadas. Los tiempos cambian, y hay que adaptarse a ellos”, nos cuenta Ángel Rodríguez, actual mayoral. Es de reseñar que Sepúlveda de Yeltes es la única ganadería que ha conseguido acaparar tres premios “Toro de Oro” seguidos en la feria de Salamanca a principios de los años noventa.
El hierro llega a la familia con ganado procedente de Contreras, que posteriormente es sustituido por vacas y sementales de encaste Atanasio Fernández y Lisardo Sánchez. Siguiendo esta línea ganadera, Sepúlveda alcanza su época de mayor esplendor. –“Ahora mismo, tan solo quedan tres o cuatro familias de encaste Atanasio Fernández, todo lo demás es Domecq”, nos cuenta el mayoral. A todo esto Ángel Rodríguez añade: -“Lo de Iñigo, el ganadero, sí que es afición. Él ya tiene su trabajo, y otro en su lugar hubiera tirado la toalla. Sin embargo ha sido capaz de reinventarse por amor a la crianza del toro de lidia”.
Entramos al primero de los cercados, donde aguardan vacas procedentes de hierros tan significativos como Sánchez Arjona y Conde de Mayalde. Sobre ellas también descansa la responsabilidad del nuevo sueño “Domecq”, en el que tantas ilusiones hay depositadas. La paridera viene adelantada, nos explica el mayoral que lo han hecho así para que no haya tanto desequilibrio en el desarrollo de los becerros del mismo guarismo, y puedan llegar a la primavera sin demasiada diferencia entre los meses de nacimiento de unos y de otros. Es por eso, que nos encontramos con un prado repleto de pequeños becerros siempre bien guardados y defendidos por unas madres de desarrollada cornamenta, las cuales no nos quitan ojo.
Hablando de su buena relación con el mayoral de Juan Pedro Domecq, nos cuenta Ángel que un ejemplar de esa importante divisa también ha padreado en Sepúlveda durante los últimos tiempos.
El cercado de los novillos utreros presenta ejemplares muy dispares. Los hay muy adelantados y que imponen un tremendo respeto por el cuajo que tienen, y otros de tamaño más reducido y cornamentas aún por desarrollar. –“En el cercado de los erales vais a encontrar un grupo mucho más parejo y bonito de hechuras. Ya se empieza a notar la diferencia en la selección”, nos dice Ángel.
Y así es, el lote de machos con guarismo 5 luce muy parejo, a falta de seis ejemplares que nos encontraríamos más tarde en el cercado de los toros cuatreños, y que han sido apartados para tentar, por reata y buenas hechuras.
-“Cada ejemplar es un mundo, pero por lo que hace el toro en el campo es fácil adivinar su comportamiento en la lidia. El novillo que siempre corre junto a los hermanos con la cara baja, humillado, que no se suele encarar, ni dar problemas en el manejo, ese no suele fallar. También el que siempre se aparta del grupo, el más solitario, suele ser de los mejores en la lidia. No me equivoqué con aquellos por los que aposté en la última novillada lidiada en Madrid”, explica el mayoral.
Pudimos contemplar un segundo lote de vacas en otro de los cercados, de sangre Daniel Ruiz, pero ya marcadas a fuego con el hierro de Sepúlveda. Es aquí donde tuvimos la suerte de ver una vaca pura de las pocas que quedan del encaste de Atanasio Fernández. Muy diferente a las demás en morfología, ensillada, y de testuz y cornamenta que trae a la mente el fenotipo de sus orígenes “condesos”. Otra compañera suya de lote, de pelo negro girón, nos cuenta el mayoral que tiene sangre Contreras, es decir, un mayor salto genético atrás en el tiempo en la historia de la ganadería.
Por último, entramos en el apartado de los toros reseñados para la primera plaza del mundo. Diez ejemplares escogidos a capricho, cuajados, casi totalmente rematados, y de arboladuras ofensivas imposibles de pasar desapercibidas. Con ellos, los seis erales anteriormente mencionados que serán tentados para probar suerte como padres de la ganadería. Los diez toros, enfundados para evitar percances e imprevistos de última hora, corren a escasos metros de nosotros recorriendo el cercado con un galope que invita a depositar en ellos confianza e ilusiones que nunca parecieron perderse en esta casa ganadera. No mostramos imágenes de los toros, ya que, no deben ser conocidos públicamente hasta su presentación oficial en los carteles de la feria.
-“Ahí están. Sólo queda esperar”, nos dice Ángel entre suspiros. Será cuestión de afición, dedicación, y paciencia. Concluimos por lo tanto la visita de nuestra asociación en el corazón del campo bravo de Salamanca.
Damos las gracias a Ángel, David, y por supuesto a Iñigo, el ganadero, por abrirnos la puerta de su casa, en tiempos en los que parece que el mayor signo de arrojo ante la vida sea el de reinventarse una vez más. Sepúlveda seguirá siendo un bastión de resistencia a las dificultades que la sociedad se empeña en querer imponer, un ejemplo perseverante para los que piensan que abandonar el sueño es el camino fácil, un modelo de deseo de alcanzar de nuevo la gloria… volviendo a nacer.